Cuando tus recuerdos superan con creces a tus sueños es cuando notas que comienzas a envejecer, dejar de soñar, de tener ilusiones es comenzar a rendirse.
Se puede ser joven a los 90 y viejo a los 30, es casi un acto volitivo no una consecuencia del paso del tiempo.
Y no es que sea malo tener una vida llena de recuerdos, muy al contrario, eso es sinónimo de una vida bien vivida, lo que si es malo, es dejar de soñar, es perder el idealismo.
Ese idealismo tantas veces asociado con esa maravillosa etapa de nuestra vida que fue nuestra adolescencia, porque nos han hecho creer que renunciar a el es madurar, cuando en realidad es caer en el conformismo y adaptarse a una sociedad que no nos gusta, en lugar de seguir luchando por cambiarla por una mejor.
He llegado al equilibrio, y me preocupa porque a los 55 años aún deberían mis sueños superar a mis vivencias, por eso he comenzado a tener sueños nuevos, ni mejores ni más locos que los que ya tuve, sólo nuevos y más concienzudos, elaborados, imposibles tal vez, pero que me devuelven esa hermosa sensación de estar vivo, comprometido con las cosas importantes, buenas y bellas de la vida.
Había pensado escribir esto como un consejo, advertencia o como quiera llamársele, destinado a mis hijos, pero luego pensé en los hijos de los demás, luego en mis amigos y al final me dije, que mierda, a quien no le hace falta parar un segundo y reflexionar sobre esto?
Y el resultado es este, que todo el que así lo desee, lo lea, lo difunda y sobre todo, que lo piense y sueñe!!!
Cuando llega el momento de la cosecha es cuando comenzamos a lamentar el no haber sembrado, no lo olviden!
Un beso y un abrazo enorme para todos.
