toda
esperanza,
cuando
la luz se apaga
y
sólo hay tinieblas
escucho
tu voz que me dice:
No
te rindas.
Cuando
el frío cala hondo
y
la noche se hace larga,
cuando
mis manos buscan
y
sólo el vacío hallan
escucho
tu voz que me dice:
No
te rindas.
Cuando
las puertas se cierran
al
grito que clama,
cuando
las lágrimas corren
a
sus anchas por mi cara
escucho
tu voz que me dice:
No
te rindas.
Cuando
la muerte parece
la
salida más clara,
cuando
las fuerzas que tuve
se
refugian en mi alma
escucho
tu voz que me dice:
No
te rindas.
Cuando
el aliento se agota
y
los demás abandonan,
cuando
nadie soporta
el
silencio que ronda
se
escucha mi voz que responde:
No
me rindo.