El Refugio

Desde el fondo de mi caliginosa habitación
te fui armando con recortes sueltos
y te hice tan perfecta y pura
que no creí encontrarte, y con razón
pues los años que pasaron, años estos
de tremenda soledad y amargura
se llevaron toda mi ambición.

Pero ahora con mis fuerzas presto
a continuar esta búsqueda dura
dejándome llevar por mi corazón
te siento cerca y por eso
me libro y te libro de toda atadura
para saltar juntos aquel paredón,
donde después de un dulce beso
te daré, amor, mi ternura.

Y seré para ti un refugio,
y serás para mí el amor.

No me rindo

Cuando la angustia supera

toda esperanza,

cuando la luz se apaga

y sólo hay tinieblas

escucho tu voz que me dice:

No te rindas.

Cuando el frío cala hondo

y la noche se hace larga,

cuando mis manos buscan

y sólo el vacío hallan

escucho tu voz que me dice:

No te rindas.

Cuando las puertas se cierran

al grito que clama,

cuando las lágrimas corren

a sus anchas por mi cara

escucho tu voz que me dice:

No te rindas.

Cuando la muerte parece

la salida más clara,

cuando las fuerzas que tuve

se refugian en mi alma

escucho tu voz que me dice:

No te rindas.

Cuando el aliento se agota

y los demás abandonan,

cuando nadie soporta

el silencio que ronda

se escucha mi voz que responde:

No me rindo.